TERROIR - MAKEANDO WINES

Terroir

A suelo distinto, Vino distinto. La misma variedad de uva plantada en diferentes regiones llega a producir vinos enormemente heterogéneos en términos de estructura y aroma. A esto se le llama efecto terroir

André Dominé. El vino

Clima, terroir, localización y geomorfología

En el mundo del vino, Toro significa fuerza y potencia, estructura y personalidad.

Tanto los factores climáticos de temperatura y bajas precipitaciones, como los de la composición de suelos contribuyen a que la principal vocación de estas tierras sea el cultivo del viñedo, favoreciendo la producción de uva de excelente calidad.

El clima es continental, semiárido, con influencias atlánticas, con una gran amplitud térmica entre el día y la noche. El extremado frío en invierno, y el gran número de horas de sol, dan una calidad excepcional a la uva, lo que es primordial para la elaboración de buenos vinos.

La zona de Toro está caracterizada por un clima continental y extremado con influencias atlánticas, de carácter árido.

Metereología de la zona

PRECIPITACIONES: 350-400 mm. anuales
TEMP. MEDIA ANUAL: 12-13 °C (desde -11 a 37 °C)
HORAS DE SOL EFECTIVAS: 2.600 (hasta 3.000)
INDICE HELIOTÉRMICO: 4,23
CICLO VEGETANTE DE LA VID: 230 días (aprox.)

Todas estas condiciones climáticas, extremado frío en invierno, gran número de horas de sol, etc. dan una calidad excepcional a la uva, lo que es primordial para la elaboración de buenos vinos.

Los vinos Toro nacen en un suelo pedregoso y de textura arenosa, y crecen con un clima continental extremo, propio de la zona, que alterna inviernos muy fríos y veranos muy calurosos con una media de 2.600 horas de sol al año, consiguiendo así una alta concentración de azúcar en la uva, o lo que es lo mismo, más potencia alcohólica.

La zona se localiza en el curso medio del Duero, encontrándose los viñedos a una altitud entre 600 y 750 metros sobre el nivel del mar. Los suelos son pardos con textura arenosa, pobre en materia orgánica y con bajo contenido en sales minerales. El clima es continental y extremo con influencias atlánticas y de carácter árido y las precipitaciones oscilan entre los 350 y 400 mm anuales, lo que otorga al vino un sabor intenso lleno de aromas y matices.

El Duero crea un microclima húmedo, frena los vientos, y cuenta con relieves suaves y ondulados de superficie caliza que permiten junto con el clima, la elaboración de diferentes variedades de uva, entre las que destaca la variedad típica de la zona es la Tinta de Toro, que recogidos en su punto óptimo de maduración, da como resultado una nueva generación de vinos equilibrados, ricos en aromas a fruta roja, sobre todo grosellas y moras, también alto en taninos. Poseen gran tipicidad propia de la variedad, así como un grado alcohólico alto (13 grados o más) y buenos índices de acidez.

El suelo en el que se asientan nuestras viñas, es del período Terciario, concretamente del Paleogeno, formado por los sedimentos de la cuenca del Duero.

El suelo es franco arenoso, escaso en nutrientes, lo que le otorga una permeabilidad elevada, y obliga a las viñas a profundizar sus raíces, tiene un PH de 6.2.

Otorga taninos suaves, aterciopelados y mantiene la acidez.

Estos suelos también se caracterizan porque aportan una maduración más rápida, necesitan poca agua y otorgan vinos brillantes y aromáticos.

Enlace: https://www.dotoro.com/es/situacion/geomorfologia/