Para la elaboración buscamos concentración, elegancia, estilo y buena disposición para envejecer con dignidad.

Partimos de viñedos viejos donde las viñas anclan sus raíces sobre un suelo de arenas muy pobre en materia orgánica.

La poda de invierno nos permite controlar la carga de cada cepa. En el mes de mayo se trabaja el viñedo para quitar chupones y esperguras y en agosto se realiza el aclareo de racimos, de esta manera buscamos la concentración en los racimos de más calidad.

La vendimia se realiza de acuerdo con la maduración polifenólica de cada zona teniendo en cuenta su situación y altitud.

La primera selección se realiza en el viñedo, dejando aquellos racimos que pudieran tener algún tipo de deterioro, ya sea físico (pasificación o rozaduras con sarmientos)  o por alteraciones de hongos o polillas del racimo. Las cajas de vendimia son de 18 kg por caja perforadas en la base.

El transporte a la bodega es inmediato, se vacían las cajas en la mesa de selección, donde se elimina toda la materia vegetal verde que pudiera acarrear al vino sensación vegetal.

Se despalilla y se lleva a depósitos de acero inoxidable controlando la temperatura, para evitar inicios de oxidación y fermentación y para conseguir extracción no solo de color sino de aromas finos y frutales de la propia uva.

La fermentación alcohólica surge de forma espontánea, no utilizamos levaduras seleccionadas. No hay bombas no hay oxidación ni rotura de sólidos, estimulamos la fermentación con bazuqueos manuales diarios. A los 20-22 días el mosto ya es vino y el color que estaba en los hollejos ha tintado el conjunto.

Tras un presado suave obtenemos el vino de primera calidad, también llamado vino flor o vino yema.

El mosto pasa a barricas de roble francés dónde realizará la fermentación maloláctica.

Un a vez finalizada la fermentación maloláctica se trasiega a depósito, decanta y volvemos a rellenar las barricas donde reposará los meses necesarios para cada tipo de vino.

Los vinos que elaboramos son vinos con identidad propia, auténticos, sinceros, y naturales.

Pretenden ser vinos “no estandarizados”. Elaboramos con técnicas tradicionales y artesanales, medios que nos da la propia naturaleza como pueden ser bazuqueos manuales y la propia gravedad a la hora de hacer trasiegos.

Concebidos como vinos artesanales, son elaborados con métodos respetuosos con la naturaleza, garantizando así la plena riqueza de sabores, aromas, matices y la experiencia de una interesante y auténtica relación con el vino.